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Por: Jairo Molina Camargo (CNP Colombia)

Desde hace más de 2 años se viene escuchando el debate de la ‘descentralización’ en Colombia y se ha presentado más de un proyecto de actos legislativos como el No. 10 de 2023, con el cual se pretendía fortalecer la autonomía de los departamentos y municipios, modificar los artículos 356 y 357 de la Constitución Política y dictar otras disposiciones. Hoy el término se sigue afianzando y toma más fuerza en manera especial, luego de lo ocurrido con Los Panamericanos en Barranquilla, pero, ese es otro tema.

Hace una semana el gobernador Eduardo Verano de la Rosa en una columna de opinión envió un mensaje casi como una queja, al referenciar el modelo de gobierno actual en su artículo de la siguiente manera “este modelo de organización del territorio acumula y concentra tanto poder en el Gobierno Nacional y en sus instituciones que abarca mucho y aprieta poco, lo que paraliza la gestión de la administración pública que marcha atribulada para atender tantos compromisos”.

Ante el deseo de redefinir la distribución de los recursos que plantea Verano también, se le suma el gobernador de Antioquia Andrés Julián Rendón, quien en una entrevista para un diario de su región daba a conocer que en 2022 la Gobernación había enviado a la Nación $30 billones y luego les devolvieron $5 billones para atender a 123 municipios y dos distritos, al departamento y los casos de salud, educación, saneamiento básico, recreación, cultura y deporte. Al revisar las cifras uno va comprendiendo el por qué para Rendón el centralismo “asfixia, fastidia y divide”, como lo mencionó en diálogo con el medio de comunicación.

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Colombia desde los tiempos de La Independencia se caracteriza por ser un país centralista, política, administrativa y fiscalmente y, solo hasta las dos últimas décadas del siglo XX, con la elección popular de alcalde, dio un paso gigantesco hacia la descentralización territorial en la Constitución de 1991, en la que se determinaría que somos un “Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto…”, sin embargo, para nadie es un secreto que a los dirigentes de cada región le toca hacer ‘lobby’ para la gestión de recursos con la Nación.

Los tiempos cambian y para la muestra un botón, por primera vez los colombianos tenemos un gobierno de izquierda, en un país que su lucha histórica fue marcada por liberales y conservadores, el desafío es entrar ahora a debatir con seriedad la autonomía de las regiones y conocer sus implicaciones. Como camino para dar ese paso el gobernador de Antioquia propone motivar a cerca de 10 millones de connacionales que salgan a refrendar el cambio sustancial en la Constitución, esto sería en febrero, aunque la iniciativa no es descabellada, la pregunta es cómo se convencerá y pedirá la participación de los ciudadanos en este proyecto. ¿Realmente podremos cambiar esto?